10 cosas para hacer en Exmouth

10 cosas para hacer en Exmouth

¡Hola, hola! Siguiendo con la temática de la semana anterior, hoy les traigo una entrada más acerca de la hermosa ciudad de Exmouth, y la segunda publicación de esta divertida sección “10 cosas para hacer…”. ¿Arrancamos?

Primero, un poco de contexto: Exmouth es una pequeña localidad ubicada en la costa noroeste de Western Australia, en la península de North West Cape. Fue fundada en 1967, originalmente para apoyar una base de comunicaciones militares, como parte de una colaboración entre el gobierno australiano y los Estados Unidos durante la guerra fría. Hoy en día, sin embargo, es la puerta de entrada al Parque Marino de Ningaloo, hogar de uno de los arrecifes de coral más grandes y accesibles del mundo.

A pesar de su tamaño pequeño, Exmouth cuenta con una comunidad llena de vida y recibe a turistas de todo el mundo, atraídos por la gran variedad de actividades al aire libre que ofrece. Ya vimos algunas la semana pasada, ¿se acuerdan?

Entonces, ¿qué ofrece? La lista de posibilidades es infinita, pero yo les voy a nombrar las 10 cosas que (para mi) no pueden dejar de hacer en Exmouth: 

1. Turquoise Bay: 

No se puede hablar de Exmouth sin hablar de Turquoise Bay. Ubicada dentro del parque nacional Cape Range, es considerada una de las playas más hermosas del mundo (la número 6 en el ranking de este año), y es la playa perfecta para ir a pasar un día entero a las orillas del mar más turquesa que van a ver en sus vidas, no por nada se llama así. 

Además, es ideal para hacer snorkel, ya que se pueden ver variedad de peces y corales en el Arrecife de Ningaloo, a pocos metros de la orilla. Realmente es una experiencia que no se pueden perder. 

2. Charles Knife Canyon:

El Charles Knife Canyon ofrece impresionantes vistas de acantilados y formaciones rocosas. Se puede ir a recorrer en cualquier momento del día, y caminar por los distintos senderos que ofrece.

Pero si buscan una experiencia mágica, les recomiendo ir al amanecer. Todo el cañón se transforma, y se ilumina de naranja, convirtiéndolo en un espectáculo digno de admirar.

Definitivamente es un imperdible para hacer en la ciudad, si me preguntan.

3. Pebble Beach:

Esta playa está ubicada sobre el lado oeste de la ciudad, y si bien no es una de las más hermosas de la ciudad, es el lugar perfecto para recorrer por la tarde. 

Lo que lo hace tan especial, es que aunque no se puede ver el típico atardecer con el sol cayendo sobre el horizonte, el cielo se tiñe de tonos rosados y naranjas, y debido a que el suelo de esta playa está cubierto de piedras de estas tonalidades también, se forma un paisaje único, en el que el mundo se torna rosa por unos momentos, creando una atmósfera mágica. 

4. Vlamingh Head Lighthouse:

El Vlamingh Head Lighthouse es el lugar más icónico en Exmouth para ver el atardecer sobre el océano Índico, y no, no todo se trata de ver atardeceres y amaneceres, pero son lindas experiencias, no me digan que no. Desde este punto alto, se puede disfrutar de vistas panorámicas del océano y durante los meses de junio a noviembre, se llegan a ver ballenas jorobadas durante su migración. 

Es una experiencia muy tranquila y popular. Después de las seis de la tarde, el camino hacia el faro se suele llenar de autos y caravanas, la gente sube con sus sillas y lonas y se sienta en los alrededores para poder disfrutar de estas vistas. Si están de visita, no se lo pueden perder. 

5. Whalesharks Tour:

Entre marzo y julio, Exmouth es el lugar ideal para nadar con los tiburones ballena, los peces más grandes del mundo. Varias empresas locales ofrecen tours que te permiten acercarte a estos gigantes mientras se alimentan cerca del arrecife de Ningaloo. Es una experiencia segura y controlada inolvidable. 

Si bien el tour no suele ser muy económico, realmente es una de las mejores experiencias de este lugar. Además,también se pueden ver otros animales marinos tales como, tortugas, distintos peces, tiburones de arrecife y tal vez hasta mantarrayas. Realmente es una experiencia imperdible.

6. Dunes Beach y Wobiri Beach:

Esta ciudad es un muy buen lugar para iniciarse en casi todas las actividades acuáticas: snorkel, scubadiving, pesca, y por supuesto surf. 

Dunes Beach es la playa favorita entre los surfistas por sus olas consistentes, mientras que Wobiri Beach, ubicada cerca, es la playa perfecta para principiantes que quieren aprender a surfear en aguas más tranquilas. 

Eso sí, la mejor época para surfear acá es de mayo a septiembre, cuando las olas son grandes y el viento es favorable.

7. Migración de ballenas:

De junio a noviembre, las ballenas jorobadas migran a lo largo de la costa de Ningaloo. Si bien se pueden ver desde la playa, o desde el Faro de Vlamingh Head, una de las mejores experiencias que pueden tener es verlas directamente dentro del océano, desde un bote. 

Las ballenas jorobadas son conocidas por sus impresionantes saltos y su comportamiento juguetón, por lo que realmente es una experiencia inolvidable poder verlas de cerca. Generalmente, hasta se acercan a curiosear cuando ven un barco, y sacan sus aletas para saludar. ¡Es imperdible!

8. Oyster Stacks:

Oyster Stacks es uno de los mejores puntos de snorkel en el Arrecife de Ningaloo, pero requiere algo de experiencia, ya que solo se puede hacer snorkel aquí con marea alta. Entre abril y octubre, se puede ver una gran variedad de vida marina, incluidos corales, peces y tortuga.

Si prefieren algo más tranquilo, hay otros puntos de la ciudad que pueden recorrer para hacer snorkel como: Lakeside, Bundegi Beach, Sandy Bay, y por supuesto la ya nombrada Turquoise Bay. 

9. Sandy Bay:

Sandy Bay es la playa perfecta para relajarse o disfrutar de deportes acuáticos como el paddleboard y el kitesurf gracias a sus aguas tranquilas y poco profundas. 

Ubicada dentro del parque nacional Cape Range, está un poco más alejada que otras playas, lo que la convierte en un lugar menos concurrido y más tranquilo, ideal para familias o para quienes solo buscan relajarse en un día de calma junto al mar. 

Realmente todas las playas dentro del parque nacional son hermosas, pero Sandy Bay es de mis preferidas. 

10. Yardie Creek George:

Yardie Creek Gorge es una impresionante garganta (grieta) situada dentro del parque nacional Cape Range. Una de las mejores maneras de explorarla es haciendo una caminata a lo largo de su borde, ya que se puede disfrutar de las vistas panorámicas del cañón y el arroyo. 

También se puede hacer un tour en barco por el arroyo, lo que permite observar de cerca las formaciones rocosas, pero al recorrerlo caminando, se puede no solo apreciar el paisaje, sino también encontrar wallabies de patas negras saltando entre las rocas y ver distintas aves y animales en su hábitat natural. 

La mejor época para hacer la caminata es en los meses más frescos, de mayo a septiembre, ya que las temperaturas son más agradables para explorar el parque. 


Increíble, ¿no? Y les prometo que solo elegí algunas. ¿Ustedes estuvieron en Exmouth, o les gustaría ir? ¿Agregarían alguna actividad a la lista? 

Si quieren más información acerca de la ciudad o las actividades que se pueden realizar, pueden visitar el sitio de la ciudad o la página oficial del Ningaloo Visitor Center.

Como siempre: ¡No se olviden de dejarme que les pareció la guía en comentarios! ¡Gracias por leer! y nos leemos en la siguiente publicación…

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Exmouth: Lecciones en el Paraíso

Exmouth: Lecciones en el Paraíso

¡Hola de nuevo! Espero que estén muy bien esta semana y que se hagan un rato en su día para leer la entrada de hoy. Sinceramente, se me hizo difícil escribir esta publicación porque me ganó la nostalgia y aparecieron esas ganas de volver, aunque sea por un día, a esta ciudad tan hermosa. Hoy les voy a contar sobre Exmouth.

Si bien mi plan original antes de viajar a Australia era ir directamente a esta ciudad, después de mis primeras tres semanas en Sídney me sentía un poco frustrada de estar yendo. En parte porque no había podido irme con mis nuevos amigos, y en parte porque necesitaba un trabajo urgente (cuestiones económicas) y eso me tenía bastante preocupada. Pero les mentiría si les dijera que esa preocupación y esa frustración duraron más de unos pocos días.

¿Conocen esa sensación cuando de repente todo empieza a salir bien y uno siente que está en el lugar correcto, en el momento indicado? Bueno, eso era lo que yo sentía a la semana de estar en Exmouth.

El motivo principal por el que fui fue para reencontrarme con una de mis mejores amigas, que vivía ahí en ese momento. Pero terminé teniendo mucho más para agradecerle a esta ciudad, donde aprendí tantas cosas y crecí para empezar a convertirme en la persona que soy hoy en día.

Una de las primeras cosas que hice fue subirme al auto que me prestó mi amiga, ir al centro de la ciudad (no se imaginen nada grande, eran dos cuadras con toda la furia) y buscar dónde dejar mi CV.

Conseguí trabajo en el primer lugar que vi, una panadería. No voy a entrar en detalles sobre la entrevista; basta con decir que a los diez minutos ya había acordado empezar al día siguiente con una prueba de unas horas. ¿Lo malo? La hora: ¡tenía que estar ahí a las cinco de la mañana! CINCO DE LA MAÑANA, yo, que si me levanto a las diez es con mucha fuerza de voluntad.

Al día siguiente, a esa hora, ya estaba en la panadería. Me pasé las horas tratando de memorizar cómo se llamaba cada cosa que vendían, mientras atendía y charlaba con la gente. Las que luego fueron mis amigas se reían y decían que cuando hablaba en inglés, se me transformaban por completo la voz y la personalidad. Y era verdad. No me pregunten por qué, pero cada vez que tenía que hablar en inglés, me invadía la personalidad de Xuxa: la voz se me agudizaba, me volvía mucho más entusiasta de lo que soy en realidad, y parecía que estaba cumpliendo el sueño de mi vida trabajando ahí. Por suerte, después de unos meses me calmé y empecé a parecer más “normal” en mi modo inglés.

Ahora, si bien logré estabilizarme un poco económicamente, también me tuve que enfrentar a una nueva realidad: aprender a estar sola. Admito que ese fue el aprendizaje más grande que tuve en la ciudad.

Hasta ese momento, yo creía que sabía estar sola. Pensaba que, con la pandemia y la cuarentena, había aprendido a disfrutar de mi propia compañía. Y la verdad es que no estaba tan equivocada, pero una cosa es estar sola en casa cuando sabés que todo el mundo también lo está, que nadie está haciendo ningún plan copado. No es una soledad 100% elegida, pero tampoco te queda otra. Y es más fácil de procesar. En cambio, en Exmouth, yo no quería estar sola. Quería estar compartiendo todo eso con alguien, pero no tenía con quién. Mis amigos en la ciudad estaban trabajando, no teníamos los mismos días libres, y ¿el resto de mis amigos? Bueno, estaba lejos de todos, básicamente. Así que ahí vino el nuevo aprendizaje: aprender a estar sola, incluso cuando no quería.

Todavía me acuerdo la primera vez que cargué el auto y me fui a pasar el día a una playa completamente sola. Fui a Sandy Bay, una playa dentro del Parque Nacional Cape Range que se terminó convirtiendo en una de mis preferidas para esos planes, porque nunca había mucha gente y era muy tranquila (además de hermosa).

Aunque no fue fácil, valió la pena. Si bien disfrutaba mis momentos de soledad y trataba de hacer planes copados, aunque no tuviera con quién compartirlos, siempre había una parte de mí que necesitaba compañía, que lo deseaba. Algo bueno del parque es que no había señal de celular, por lo que tuve que enfrentarme a ese miedo: ni siquiera podía tener el consuelo de estar conectada con alguien a la distancia. Era solo yo, el mar, mi lona, mi libro y la nada misma.

A medida que iba aprendiendo a disfrutar de mi compañía, también gané la confianza para hacer cosas nuevas. Tengo que admitir que me da mucho miedo probar cosas nuevas. Le tengo pánico a hacer papelones y a lo que la gente pueda opinar (por eso este blog también es todo un desafío para mí), lo cual me lleva a no intentar nada que no sepa que voy a hacer bien. Un embole, ¿no?

Una de las cosas buenas de viajar es que estás constantemente expuesto a probar cosas nuevas, quieras o no. Y si le ponés un poco de voluntad, aún más (y créanme que si había algo que tenía en Exmouth era voluntad). Bueno, para todo menos para aprender a surfear, ese fue un no rotundo. Pero gracias a esa voluntad, a mi amiga Vicki y a la gente que conocí esos meses, hice snorkel por primera vez, vi tortugas marinas, nadé con tiburones, con tiburones ballena, paseé en lancha, intenté hacer wakeboard en el mar (solo intenté, no lo logré), vi ballenas saltar y saludarme con sus aletas, y podría seguir enumerando cosas por horas.

Todas estas experiencias fueron increíbles y me enseñaron muchísimo, pero sobre todo me ayudaron a disfrutar del momento y a sacar lo mejor de cada situación.

Para cuando terminó mi tiempo en Exmouth, ya estaba convencida de que había cumplido un ciclo ahí y quería seguir viajando. Pero para eso necesitaba un auto propio, así que me lancé a mi primera gran aventura como “backpacker”: irme a Perth con un completo desconocido en su van.

Ir a Perth desde Exmouth implica manejar más de 15 horas. El avión no era una opción, ya que quería ahorrar para comprarme un auto. Así que busqué en Facebook si alguien iba hacia allá en las fechas que necesitaba. Por suerte, Marco, un chico alemán que estaba viviendo en la ciudad, se iba justo, y aunque no nos conocíamos, decidimos hacer el viaje juntos y dividir los gastos. Fue toda una novedad para mí. Si no hubiera aprendido todo lo que mencioné antes, no sé si me habría animado.

El viaje fue largo, con algunos silencios incómodos, pero me llevó directo a Perth, donde me esperaba mi próximo objetivo (del cual les hablaré en otra publicación, porque hoy ya se está haciendo largo).

Ahora bien, tengo que admitir que, aunque fueron meses hermosos que recuerdo con muchísimo cariño, también fue un período complicado. Yo estaba tratando de encontrarme a mí misma, de encontrar mi lugar en el mundo. Soñaba con encontrar un gran amor que me diera vueltas todo y me hiciera feliz. Y créanme que estuve muy lejos de eso. Hubo citas fallidas, “enamoramientos” no correspondidos, llantos varios, papelones a montones. Pero, ¿lo suficiente como para no querer volver? No, ni cerca. Mientras todo eso pasaba, la balanza siempre se inclinaba hacia lo positivo. Cada cosa “mala” se veía superada por algo mejor, y por un sentimiento muy profundo de que estaba haciendo lo correcto, de que esto era lo que necesitaba vivir en ese momento para aprender más y lograr mis objetivos en Australia.

Cada destino en el que viví me dio la oportunidad de crecer y aprender algo nuevo. Pero Exmouth tiene un lugar muy especial en mi corazón, porque fue la primera vez desde que me animé a subirme a ese avión que realmente tuve que plantearme si esto era lo que quería para mi vida. Fue el primer empujón hacia descubrirme a mí misma, entender qué me gustaba y qué no, y cómo podía cambiar lo que no me hacía feliz. No fue fácil ni perfecto, pero fue muy útil, y fue un privilegio recorrer ese camino en un lugar tan hermoso como Exmouth.

¿Y ustedes? ¿Hay algún lugar al que le tengan cariño por haber aprendido algo en particular? ¿Sienten que siguen buscándose o ya están más convencidos de quiénes son? Yo creo que la búsqueda nunca termina, pero uno nunca sabe 😉

La semana que viene les dejo más info sobre Exmouth y todas las cosas que se pueden hacer para disfrutar de esta ciudad en su totalidad. ¡Déjenme en los comentarios qué les pareció esta publicación y nos leemos en la próxima!

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