
Seguramente ya sintieron nombrar, al menos una vez, el destino del que les voy a hablar hoy. Y es que en instagram abundan las fotos de los famosos “quokkas” o de gente andando en bicicleta alrededor de Rottnest Island. Pero la isla tiene mucho más que ofrecer que esos tiernos animalitos, por lo que hoy les voy a contar un poco acerca de ella.
Para que tengan un poco de contexto: el nombre original de la isla es “’t Eylandt ‘t Rottenest”, que significa literalmente “nido de ratas”, y esto se debe a que el capitán Neerlandés que la nombró, confundió a los quokkas con ratas gigantes (aunque sinceramente se parecen bastante). La isla había estado deshabitada por miles de años, hasta después del 1800 cuando se comenzó a utilizar como prisión para reclusos aborígenes.
Hoy en día está declarada como reserva natural y es uno de los destinos turísticos más populares de la ciudad de Perth, ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza. Para llegar, solo basta tomarse un ferry desde el centro y viajar una hora, o media hora desde Fremantle y ¡listo! ya se encuentran en el paraíso.
La realidad es que quise hacer un “10 cosas para hacer en Rottnest Island” y no pude. Y no porque la isla no tenga más de diez cosas para ofrecer, sino porque yo solo pasé un día y una noche en ella, y no puedo mentir y hablarles de las aventuras en sus cuevas, los paseos en kayak, en paddleboard, o de recorrer su periferia en velero, porque no lo viví. Pero si les puedo contar sobre todo lo que yo disfrute al estar ahí.
Por lo que vamos con las 5 cosas que recomiendo no perderse en Rottnest Island:
1. Pasear en bicicleta: Rottnest tiene una extensión de solo 19 km²; caminos bien señalizados y paisajes únicos, por lo que es ideal para recorrer en bicicleta. Se puede ir paseando y visitando los principales puntos turísticos de la isla, ya que todos cuentan con lugares para dejar las bicis y descansar un poco. No son caminos muy empinados o difíciles, por lo que es apto para todo público (incluso si no son muy atléticos).




2. Explorar las playas: Hay playas hermosas como Pinky Beach, The Basin o Little Parakeet Bay para nadar y relajarse en las arenas blancas. El contraste con las aguas turquesas es alucinante, y dependiendo del lado de la isla en el que se encuentren, hay playas en las que prácticamente no hay nada de viento, y que lo hace ideal para pasar el día bajo el sol y descansar.



3. Conocer a los Quokkas: Definitivamente este es EL imperdible mayor. Estos animales nativos son muy amigables y siempre están sonriendo, ya que es su modo de regular su temperatura corporal ¿Curioso, no? Si bien la isla está llena de quokkas, a veces son un poco difíciles de encontrar, pero solo basta esperar a que baje un poco el sol, para verlos recorriendo todo el lugar en busca de alimentos, y acercarse para tener el famoso recuerdo fotográfico de la isla.




4. Visitar el Garden Lake:
De día es un lugar muy lindo para ver, pero ¿de noche? Literalmente se convierte en un lugar de cuento, cuando con el reflejo de la luna el lago se torna un espejo y se puede ver el cielo dos veces. Yo quedé fascinada con esa visión.

5. Ver el atardecer en Longreach Bay: Este lugar me lo recomendó una conocida que había estado viviendo y trabajando en la isla durante varios meses, y se los comparto porque acá fue donde vi el mejor atardecer de mi vida. La playa es tranquila, e ideal para relajarse al final de un largo día pedaleando, y ver un sunset inolvidable.


Como les mencioné antes, hay muchas más cosas que se pueden hacer para disfrutar de esta pequeña isla, por lo que no duden en buscar más información si están pensando en visitarla. En las páginas oficiales pueden encontrar mapas, sugerencias, y distintas actividades o tours para contratar.
En mi opinión, con dos o tres días en la isla es más que suficiente para explorar y disfrutarla por completo. Tengan en cuenta que al ser tan pequeña, no hay muchas opciones de alojamiento, por lo que les recomiendo que busquen y reserven con anticipación, para poder conseguir lugar en las fechas que quieran ir. Yo viaje a fines de septiembre, y si bien recién estaba empezando la primavera, el clima estaba ideal para poder recorrer y pasear, sin sentir un calor abrasador, pero permitiendo meterse al mar y disfrutar de la playa también.
¿Les gustaría conocer la isla? ¿Y a los quokkas? No se olviden de dejarme sus me gusta y sus comentarios más abajo. Se que la entrada de hoy fue un poco más corta de lo habitual, ¡pero espero que la hayan disfrutado!
¡Nos leemos en la siguiente publicación!
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